Poemas de Bernardo Grez




PRIMA NOCTE1

Tocándola de oído
violento todos sus broches
hago claudicar el botón de cara redonda
que custodia su ombligo
así abierta como una naranja
deja escapar su lado lacustre
entonces enfrento todos sus pechos
que ruedan como bolas de fuego
su piel incógnita
tartamuda en los extremos
esponjosa como la tierra vegetal
cuando la lluvia la sorprende
recorro cada ladera
cada nervadura desfiladero
y la ciénaga de textura incendiaria
hilvano en ella con firmeza
como lo hacen las bestias del mar
atrapadas en una copa de vino
esta noche es la primera
noche con el sol atorado entre las piernas


1 Del latín; primera noche



EMBOCADO

Cada vez que se apaga la luz
no encuentro tu boca

entonces desesperado la busco
con mi ojo del oriente puesto en los labios
tanteo tus laderas de solana
el estuario innavegable bajo tu pijama
y los trigales apiñados junto a un precipicio

hurgo incluso en tu lado forestal
donde se acumula la camanchaca

pongo mi ojo del poniente como señuelo
pero solo aparecen golondrinas de aire
y ni siquiera tu voz se posa

es como tantas veces
que al rozarte con mi varita mágica
quedo sumido de cuerpo entero
en un lodazal de tono brillante
entonces mi interior atrapado en tu interior
se retuerce como un animal prisionero

tu boca hace innegable la vida



CIEGO

A pesar de que tanteo el mundo con yemas infantiles
no distingo el espacio entre las avellanas

amordazado tengo el blanco del ojo
mientras unos elefantes gordos
se posan sobre mis párpados inútiles
las hojas de la madreselva crecieron y cubrieron mi casa
mis paseos por el jardín y a mis ancestros
y no lo supe hasta el otoño

es que transito por un túnel
que comienza un lunes y termina en mi espalda
recorro las vitrinas siguiendo las corrientes
de aire o de palabras

quisiera algún día medir la espesura de las nubes
que dicen pasan flotando
abandonar el sotobosque

quisiera que la luz entrara un poco en cada beso



LLUVIA

Ocurre cuando se gangrena el cielo
y las piedras rechinan sus dientes
así lloran los pájaros



MANICOMIO DE AV. LA PAZ

En este bosque de esculturas es fácil perderse
sobre todo cuando susurran vocales
o se les tuerce la cabeza

alrededor los pasillos se mecen
intercambian sombras
se desnivelan por las mañanas
se atragantan con uñas sueltas
en ellos deambula la carcasa
de hombres y mujeres infartados

por las ventanas se mete el mundo
esquivando camisolas y barrotes
estirando los días
que se acumulan sin una sola noche

aquí se aglutinan verrugas y cejas
en un amasijo de máscaras
todas disonantes
enrejadas
sobre camillas metálicas
que rechinan como agujas
picotean y no aflojan
ni siquiera el domingo
cuando vienen las palomas
y se puede caminar por los techos
y arrojar estanques a las piedras

aquí la desnudez es otra
una que hiela
pero no se resiste a la torcedura

la he visto con temor
con vergüenza
en rostros y agujeros
de piedra de molino
que apuntan hacia mí
y ruedan sin agua sin viento

he visto cuando desvían la mirada
y se van lejos
más allá del enrejado
de las camisolas blancas con amarras
de la sonrisa difícil
siempre esperado alguna visita
mientras se les seca la boca
y sus manos salen volando
como mariposas de una sola ala


BERNARDO GREZ QUINTANILLA nació en Santiago, y vivió su infancia en el barrio Recoleta, en el sector de La Chimba. En ese paisaje, desde niño se sintió conmovido y atraído por los contrastes

De una ciudad amorosa y hostil al mismo tiempo., inició su viaje por la poesía sin prisa, pero sin pausa, intentando abrir, a través de ella, una nueva ruta hacia sí mismo.

Ha participado en el Taller La Trastienda desde 2010 hasta la actualidad. Publicaciones personales: Eros y Tanatos, 2011 y Antípodas, 2018. Ha aparecido también las antologías: Archipiélago, 2013 y Panal, 2015, recopilaciones de los alumnos del taller.

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